miércoles, 28 de agosto de 2013

EL MATRIMONIO DE LOS PECES ROJOS, de Guadalupe Nettel

Hace días que nos rondaba por la cabeza la idea de poner aquí una reseña de este gran libro titulado El matrimonio de los peces rojos y cuya autora es la mexicana Guadalupe Nettel. El libro en cuestión ha sido merecedor del III Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, un premio que en sus tres ediciones y bajo el auspicio de la magnífica editorial Páginas de Espuma, se está convirtiendo en todo un referente para los amantes del relato. De hecho, el anterior ganador fue Marcos Giralt Torrente y su obra El final del amor que ha tenido una gran acogida por parte de la crítica y del público.
Guadalupe Nettel posee ya una carrera consolidada como narradora, tanto en el terreno de la ficción breve como en el de la narrativa de largo aliento. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas y cuenta con importantes premios a nivel mundial. Eso se nota ampliamente en estos cinco relatos que se nos presentan en El matrimonio de los peces rojos. Sus historias consiguen atraparte desde la primera línea y poseen la capacidad de mantener muy alto el interés del relato, sin ser excesiva en los detalles ni caer en esa tendencia tan de moda hoy en día como es la elipsis de demasiadas cosas, que un lector ávido se supone debería captar y añadir por su cuenta. No, señores escritores, el lector puede añadir elementos a una historia, puede advertirlos sutilmente, pero no es el creador de la historia y muchas veces termina esa historia pensando que le faltaban demasiados nudos para ascender el muro y llegar a la cima.
Estos relatos que poseen siempre como fondo de la historia un tótem animal, una figura de la fauna salvaje o no salvaje: peces, gatos, serpientes e incluso hongos, trata de sondear en lo más profundo de la condición humana, teniendo por espejo esa maravilla que es el mundo animal, en el que muchas veces nos veremos reflejados como suma exactitud, caso de la protagonista de "Felina" quien logra tal unión con su gata que sus vidas parecen sonar al mismo compás.
La variedad de escenarios, las multiples vidas que aquí se narran nos hacen sentir que navegamos por muy diferentes historias. Tenemos parejas al borde de la ruptura, familias que se enfrentan a una plaga enfermiza de insectos, una mujer cuya vida se va a regir durante un tiempo por la batuta de sus gatos Milton y Greta, o el amor a distancia de una mujer y un músico cuyo punto de unión son unos hongos en las zonas genitales. 
Quien crea que esto es demasiado rocambolesco o que no tiene un cierto halo de verosimilitud, se equivocará gravemente. Nettel es capaz de meternos en sus historias y conducirnos por el camino que quiere sin ser demasiado brusca, pero al final siempre nos sorprende como un desenlace que puede que intuyéramos, pero que en ocasiones no se corresponde con lo que creíamos que iba a suceder.

GUADAUPE NETTEL
El matrimonio de los peces rojos
Madrid: Páginas de Espuma, 2013
120 págs. 14 €


martes, 13 de agosto de 2013

SEMANA TERRENCE MALICK (y 2)



Continuamos con la entrada que habíamos dedicado el otro día al ciclo de películas de Terrence Malick (ver aquí). Dentro del ciclo proyectado en la Universidad de Valladolid quedaba una película por exhibir, Días del cielo (1978), que se pudo disfrutar en un espacio abierto y muy diferente al aula donde se ven el resto de películas: el castillo de Portillo. En este pueblo de la provincia vallisoletana, situado en lo alto del páramo, pudimos asistir a la proyección doblada de la segunda película en el haber de Malick, un drama de tipo rural que nos lleva a una Norteamérica profunda en la que aún se contratan braceros para trabajar el campo. Una historia muy bien construida, bastante breve para lo que luego nos ha demostrado Malick en sus siguientes filmes y que cuenta con la presencia de un Richard Gere joven, en todo su esplendor. Interesante el contraste entre esta película y la que habíamos degustado el día anterior, El árbol de la vida. Estamos entre el origen de una filmografía y el culmen. Un origen que fue muy bien acogido, sobre todo por el poder que demostró la fotografía de Néstor Almendros, lo que le valió un Oscar muy merecido.
Para terminar con este ciclo, el domingo tuvimos sesión privada de la hasta ahora última película de Terrence Malick: To the wonder (2012). Estamos ante un producto difícil de catalogar, una historia sin historia, una narración compleja que nos crea muchas dudas durante el visionado y que nos va a obligar a ver de nuevo la película, ya que acabamos con muchas interrogaciones rondándonos la cabeza. 
No somos partidarios de esos juicios tan tremendos que a veces se entrecomillan en las webs de cine: "Una tomadura de pelo", "Cine o bodrio" y cosas así, desagradables para quien ha puesto toda su fe y esfuerzo en un proyecto.
Lo primero que sí podemos notar es que estamos ante un Malick repetido. Hay escenas que ya vimos en El árbol de la vida, gestos, actitudes, silencios. Las casas y el barrio donde transcurre la historia se semejan demasiado. El director parece querer insistir en sus obsesiones; quizá se deba a la cercanía temporal entre ambas, ya que Malick había sido hasta el momento un director lento, de los que pasan hasta un lustro entre película y película.
La historia ya hemos dicho que queda muy abierta. Nos dibuja la relación de un enigmático y silente Ben Affleck con una mujer a la que ha conocido en Francia y que parece ser el amor de su vida. Olga Kurylenko no acaba de poseer una belleza arrebatadora, tiene una mirada inquietante y en ocasiones se nos antoja pensar que la elección de esta actriz no es la más adecuada. Luego aparece la historia de Affleck con Rachel McAdams, una historia tan efímera que no podemos siquiera juzgarla. Por debajo de todo ello se nos presenta la voz de un personaje que se esconde y reaparece como el Guadiana; es el personaje de Javier Bardem, un cura que empieza a tener dudas de su fe mientras visita a las personas con problemas que residen en los barrios bajos de los Estados Unidos.
La peli es un canto al amor, una búsqueda de la respuesta a aquella interrogativa eterna en la historia de la humanidad sobre el significado y el contenido del amor. Para Malick está claro que el amor son dos reducidos a uno. Era una fórmula que ya nos había apuntado en El nuevo mundo y que vuelve a retomar aquí. La narración es cada vez menos lineal, más lírica, se repiten las escenas de los árboles, de los pájaros en vuelo. La música vuelve a tener su protagonista a lo largo de la película y nos va marcando el tempo narrativo.
¿Buena, regular o mala? No encontramos una respuesta que nos convenza. Evidentemente no llega al nivel genial de El árbol de la vida, pero creemos que no va a defraudar demasiado a los adictos al cine de Malick, aunque también comprenderíamos aquellos que tras visionarla se sientan algo decepcionados.

STONER, de John Williams.

Nos consta que estamos ante un libro cuyo viaje por el mundo editorial español es bastante curioso. Editado por Baile del Sol, una editorial independiente canaria que lleva ya una larga vida en este mundo de hacer libros, pero que siempre se ha mantenido en esa segunda línea (para nosotros la más provechosa) de las editoriales que hacen muy bien las cosas, que trabajan con una pasión desmedida y cuyas ventas a veces no llegan a reconfortar el mimo y empeño puesto en cada título que sacan a la luz.
A nosotros nos llegó un feedback buenísimo de Stoner sobre todo a través de las redes sociales y también por comentarios escuchados en alguna librería (sí, de esas en las que uno se encuentra ahí a una personilla que habla de libros sin dudar y sin tener que acudir al ordenador). Nos fiamos mucho de la gente a la que seguimos en Twitter y muchos mostraban mensajes de gratitud hacia los editores de Baile del Sol por haber publicado esta obra.
Querido lector de este blog: lea el libro, cómpreselo; no es nada caro, existe también en edición digital y en catalán. Búsquelo en la biblioteca, si la administración de turno aún no la ha cerrado y siéntese cómodamente en su rincón de lectura dispuesto a saborear unas páginas que no son sublimes, ni brillantes siquiera, sino que poseen un tempo narrativo muy medido, preciso, sin alharacas ni fuegos de artificio. Aquí lo que importa es lo que se cuenta y os advertimos que el profesor Stoner será uno de esos personajes que permanezcan largo tiempo en sus pensamientos.
La traducción de Antonio Díaz Fernández es exquisita. El libro se lee con facilidad, aunque a veces nos lleva a revisitar ciertas páginas y no porque no las hayamos entendido; la relectura se debe a no dar crédito a las cosas que le van sucediendo al profesor Stoner, sobre todo a raíz de contraer matrimonio con Edith, una joven de la que se enamora a primera vista y que va a ser un personaje fundamental a lo largo de la historia narrada, uno de esos ventiladores que dan aire a la hasta entonces gris y apagada figura de William Stoner.
El recorrido vital del profesor abarca casi todo el siglo XX. A través de sus peripecias, veremos pasar el tiempo de las guerras, de la gran depresión, la modernización de la universidad, la aparición de los automóviles y un sinfín de cambios sociales con los que John Williams va apuntalando las vivencias de ese profesor que, como sucede en la mayor parte de las personas, tiene sus momentos de debilidad y de dudas, pero cuya honradez nos deja un agradable sabor de boca al terminar las líneas de la novela.
Una vida en apariencia sencilla. Los cambios de escenario son mínimos, centrándose en los espacios de la universidad y en la casa de los Stoner, una casa donde el protagonista se irá aislando cada vez más, hasta terminar viviendo en un cuarto destinado a ser trastero, pero en el que Stoner encuentra la tranquilidad que requiere su dedicación a la lectura y la preparación de las clases.
A lo largo de la novela aparecen varios personajes que sin estar profundamente definidos (salvo el del propio Stoner, el de su mujer Edith o el de la hija de ambos, Grace) son catalizadores de la buena o mala fortuna de William Stoner. Por orden, quizá deberíamos citar al viejo profesor Archer Sloane, quien lleva a Stoner por el camino de la Literatura y no de la Agricultura. Luego podríamos citar a sus dos compañeros de clase y de departamento: el valiente Dave Masters quien muere prematuramente en la Francia ocupada durante la Primera Guerra Mundial y Gordon Finch, personaje que aparece y desaparece en varias ocasiones, pero que se mantiene siempre muy cerca de Stoner. 
Dentro del mundo académico hemos de citar también al presuntuoso estudiante Charles Walker, quien trata de poner contra las cuerdas a Bill Stoner y cuyo enfrentamiento supone el arranque de la ignominia del profesor. Es un alumno que goza de la protección de Hollis Lomax, quien se declarará como el máximo enemigo de Stoner y que le hará la vida muy complicada desde que es nombrado director del Departamento.
Un personaje que también surge de ese campus universitario es la joven profesora en prácticas Katherine Driscoll. Su juventud y atrevimiento hacen que Stoner llegue a perder la cabeza y, por una vez en la vida, empiece a ser plenamente feliz, a disfrutar y a vivir al borde del abismo. Una historia que nos introduce ya en la historia de Stoner en su mayor plenitud. 
Como hemos apuntado a lo largo de esta entrada, parece que la novela es una biografía narrativa sobre un profesor cuya vida carece del interés que podríamos suponer a otros personajes de novela: viajes exóticos, tramas de espías, grandes éxitos, etc. Aquí todo es muy mesurado, parece que John Williams no quiere dejarse llevar por la imaginación y esa contención se agradece, ya que el resultado final es una historia muy verosímil, pero que no deja de parecernos ficción en todo momento. Sabemos que estamos ante una obra que en ningún momento nos va a llevar por meandros imposibles, sino que nos mantendrá en ese espacio confortable del que disfruta mientras lee páginas en las que se desgrana una vida muy ajena a la nuestra, pero muy parecida también.
 
   

viernes, 9 de agosto de 2013

SEMANA TERRENCE MALICK (1)

Dentro de la primera semana del curso de cine que está ofreciendo la Cátedra de Cinematografía de la Universidad de Valladolid, hemos tenido la suerte de poder visionar en gran pantalla algunas de las películas del enigmático director Terrence Malick, todas ellas en V.O.S. y con una afluencia de público más que notable. 

 
El fuego lo ha abierto el lunes 5 de agosto Malas tierras (1973), la primera gran obra de Malick y que fue elogiada por la crítica al ser una ópera prima magistral, donde se contaba la relación de Kit Carruthers (Martin Sheen) con Holly (Sissy Spacek). Como decía Javier Ocaña en su crítica a esta película, estamos ante una obra canónica para los directores que más tarde decidieron abordar filmes con parejas que delinquen y huyen.
El martes le llegó el turno a La delgada línea roja (1998), adaptación de la novela que bajo el mismo nombre firmó James Jones, el mismo que nos legó la historia de De aquí a la eternidad (llevada al cine en 1953 por Fred Zinnemann). La delgada línea roja es una obra de vastas proporciones: 166 minutos y largas escenas junto a la colina que tratan de conquistar los protagonistas. Podemos considerarla una obra bélica, pero también es un alegato antibélico lleno de poesía, de ese lirismo que ha ido ganando enteros en las posteriores grabaciones de Malick. Estamos hablando de su tercera obra y algunos la consideran maestra, aunque en este tipo de cine nosotros seguimos decantándonos por Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979).

El miércoles nos ofrecieron El nuevo mundo (2005), una peli que poca gente había visto y que nos sorprendió gratamente, a pesar de que cuenta con unas críticas desiguales. La fotografía -estuvo nominada al Oscar- es impresionante y lo que parece que va a ser una historia de amor al uso se torna, en un giro inesperado, en una nueva forma de acercarse al amor, a las relaciones entre personas. Destaca la actuación de Q'orianka Kilcher, una Pocahontas de mirada limpia y gran variedad de gestos y de Christian Bale, cuya aparición nos resulta más destacable que el papel de Collin Farrell, demasiado monótono, un rostro lleno de desgana, que quizá tenga que ver con el carácter atormentado del capitán John Smith.

El jueves nos enfrentábamos a la que seguramente es la obra más polémica de Malick, El árbol de la vida (2011). De reciente factura, logró la Palma de Oro en el Festival de Cannes y fue nominada a tres Oscar. Antes que nada dejadnos decir una cosa: OBRA MAESTRA; sí, de esta forma, escrito con mayúsculas. Sus más de dos horas de pura poesía fílmica te dejan atado a la butaca. Es una obra compleja, dura, donde Malick se desnuda por completo y nos da señales de su vida que ya había ido apuntando en otras películas. Brad Pitt es un padre severo, aparentemente perfecto: buen esposo, trabajador, cumplidor con la iglesia, pero cuya figura se va descomponiendo a lo largo de la película. Ese deterioro se hace más profundo cuando vamos viendo el contrapunto que es su familia: tres hijos asustados que van ganando en rebeldía y una mujer (la hermosa Jessica Chastain) que parece un fantasma, una muerta en vida bajo el martirio de su marido. Todo ello acompasado por una música muy bien elegida, una música que mueve el armazón de la obra, que acompaña las imágenes cósmicas donde Malick navega a la deriva entre la religión y la ciencia, entre el Big Bang y la Divina Comedia de Dante. Sí, estalla el planeta tierra y vemos dinosaurios. La fotografía nos deja absortos, pero también la dureza de una historia que arranca con el suicidio de un hijo. Por destacar una escena o una imagen de las miles que podríamos traer aquí, nos gustó especialmente la del bebé que sirvió para ilustrar también el cartel de la película. Esa escena posee una ternura y una fuerza brutal, que seguramente a muchos les habrá despertado instintos o recuerdos de esos que erizan los cabellos. Por poner alguna objeción, cabe destacar el escaso papel de un Sean Penn solitario, perdido en un alud de recuerdos en medio de una urbe gigantesca, en un edificio de oficinas donde un ascensor no deja de subir y bajar, como el pensamiento del personaje que interpreta Penn. Demasiado frío y desdibujado, pero nos consta que el propio Penn no estuvo nada de acuerdo con el montaje que Malick realizó para con su personaje. En fin, cosas del cine y de los grandes genios.

ARRANCAMOS

Hoy arranca este blog y esperamos que sea por muchos años o al menos por muchas entradas. La idea de crear este medio de comunicación surge casi como una necesidad perentoria de decir, hablar, criticar, comentar y cuantos verba dicendi podamos referir.

Nos gustan los libros, el cine, la música, el arte en todas sus manifestaciones y también nos gusta compartir con quien quiera verlo aquello que nos ha parecido llamativo -tanto por el lado bueno como por el lado malo- porque somos conscientes de que las críticas no siempre son malas si se hacen de forma constructiva y con el objetivo de que las cosas se mejoren.

Por eso vamos a ir desgranando críticas de libros o pelis, recomendaciones, noticias de estrenos, exposiciones y todo ello con un enfoque muy particular hacia los asuntos que tienen que ver con nuestra ciudad, Pucela City.

Nos gustará siempre colaborar con aquellos colectivos o personas que quieran dar a conocer su trabajo, ya sea mediante anuncios o poniendo vídeos, fotos, resúmenes de actividades, etc.

Esperemos que disfrutéis del blog y que os sirva para encontrar lecturas, películas que ver o llenar vuestra agenda.

Un saludo,

Alex et María