miércoles, 18 de diciembre de 2013

12 AÑOS DE ESCLAVITUD, o la perfección del cine


12 AÑOS DE ESCLAVITUD
Director: Steve McQueen
132 min

La carrera de Steve McQueen como director comienza a alcanzar unas cotas de excelencia de la que pocos directores pueden presumir. Se dio a conocer en 2008 con Hunger, una historia de corte carcelario, donde el actor fetiche de McQueen, Michael Fassbender, daba vida a un preso del IRA que se ponía en huelga de hambre. Un papel terríblemente físico, que pasó en 2011 a otro más complejo, hecho de adicciones; Fassbender protagonizó Shame, una obra muy personal, algo subyugante, sobre un adicto al sexo que ve cómo su hermana (la impresionante Carey Mulligan) irrumpe en su vida de soledad y sexo.
Ahora Steve McQueen vuelve a los ruedos de la dirección y nos regala esta obra maestra. 12 años de esclavitud es de ese tipo de películas que te dejan sin aliento, que mantienen la atención del espectador con sus momentos épicos difíciles de olvidar. Más de dos horas que se nos pasan volando porque hemos perdido la noción del tiempo. Sí, una de esas películas que nos marcan, de las que uno no puede salir indemne de la sala de cine. Hemos de reflexionar sobre la esclavitud, sobre los desmanes que el hombre es capaz de producir sobre el hombre; de lo que pasó en el país de las libertades y de lo que aún está pasando hoy en día en el resto del mundo.
La película narra la historia de Solomon Northup (papelazo de Chiwetel Ejiofor), un hombre negro que vive como hombre libre en Saratoga, Nueva York. Posee una buena casa, una mujer y dos hijos que lo adoran. Está formado, sabe leer y escribir y es un excelente violinista. Un hombre que se rodea de amigos blancos, algo muy extraño para la época. Por una mala jugada del destino, acabará siendo tratado como un esclavo más y lo llevarán desde el apacible noreste del país, a los campos abrasados y pantanosos de Nueva Orleans. Ahí empieza una larga epopeya que durará doce años. Es donde la película va creciendo en intensidad, crueldad y belleza. Solomon pasa por las manos de varios amos, como el educado William Ford (Benedict Cumberbatch), hasta que cae en los dominios de Edwin Epps, un impresionante Michael Fassbender, que interpreta a un esclavista con grandes problemas de alcoholismo y graves delirios psicológicos, que siente atracción por una de las esclavas, la joven Patsey y que tiene una mujer dominante que lo controla en ese delirio en el que habita.

No hemos de contar más del argumento, no deberíamos desvelar nada que alguien no pueda imaginar. La fotografía nos revela esos terrenos pantanosos de Nueva Orleans y los inmensos algodonales del sur. El director apuesta por las secuencias largas, por los planos subjetivos, donde hay detalles como el movimiento de las manos, los ojos aterrados de los esclavos en la oscuridad de la noche o los elementos más fisiológicos del ser humano: la sangre y las heridas cicatrizando. Todo hecho con un lirismo contenido, aunque quizá nuestra vista no habituada al sufrimiento humano se pueda dejar llevar pensando que todo es forzado y parte de la heroicidad que suele dibujar el cine. No. Nada más allá. La esclavitud fue una etapa terrible y quien no lo sepa abrirá los ojos con esta cinta.

Hay que destacar no sólo esos personajes principales bajo los que se asienta la película, sino los secundarios que van dando forma a un contenido redondo. Personajes como el que interpreta Paul Dano, un capataz llamado John Tibeats, ser abyecto, de voz y gestos desagradables, en cuya breve intervención podemos decir que hay un actorazo, a pesar de la brevedad. 
También hay que citar a la esclava Patsey, interpretada por Lupita Nyong´o. Su interpretación, tan física como sentimental la puede coronar como actriz revelación en los próximos Oscar. Patsey sufre, es violada, es la que mejor recoge el algodón, atrae a su amo Ed y sufre las iras de su ama, la camaleónica Sarah Paulson. Patsey es una mujer de apariencia frágil, muy delgada, que nos permite darnos cuenta de hasta dónde puede llegar el aguante del ser humano, de lo fuertes que podemos llegar a ser. 
En los últimos minutos de metraje, aparece Brad Pitt en un pequeño papel que será fundamental para la historia. Pitt es uno de los productores de la cinta y da vida a Bass, un constructor con barba a lo Abraham Lincoln. 
Poco más se puede decir. 12 años de esclavitud posee el carácter de las grandes producciones de Hollywood, una perfecta recreación de una época en la que no todos los hombres eran libres. El vestuario y los escenarios son magníficos. Por ponerle un pero, quizá la música de Hans Zimmer no esté a la altura del resto, aunque es una película donde abundan los silencios, las cabezas agachadas en gesto de sumisión y algún cántico gospel con el que se despliegan los títulos de crédito finales. Una obra que nos hace revivir el cine clásico americano y nos despierta la conciencia sobre algo tan repugnante como lo es la esclavitud.

martes, 10 de diciembre de 2013

BLUE JASMINE, o el regreso del gran Woody Allen

BLUE JASMINE
Director: Woody Allen 
Intérpretes: Cate Blanchet, Alec Baldwin, Sally Hawkings, Bobby Cannavale, Louis C.K.
2013, 98m.


Lo he leído en muchas críticas y foros de cinéfilos: ¡Woody Allen está de vuelta! Esto es algo que me choca, porque yo creo que Woody Allen nunca se había ido, sino que ha pasado por un periodo de tanteo en nuevas formas, temas, lugares para rodar, etc. Es innegable que ha hecho películas muy flojas últimamente: Vicky, Cristina, Barcelona o A Roma con amor, son un claro ejemplo. Pero desde el año 2000 también ha hecho películas destacables que aún guardo en la memoria, como es el caso de Match Point, El sueño de Casandra o Midnight in Paris.
Lo afirmo sin pudor: Blue Jasmine me ha encantado. Woody es un tipo listo y ha sabido volver a sus mejores mañas, quizá haciendo un poco de trampa, pero sabiendo que contaba con actores solventes y con una historia que hoy en día está muy de moda. La Actriz elegida, así con mayúsculas, es Cate Blanchet. Esta mujer se come la pantalla, la absorbe con su vis tragicómica. Se nos presenta como una mujer desengañada y arruinada por un marido que pasa de ser el perfecto self-made man a un delincuente estafador al que detienen en mitad de una calle neoyorkina.

La historia nos puede sonar. La mujer es rica, atractiva, elegante. Se dedica a dar fiestas y a aprender a controlar su "stress" con la práctica del yoga. Una vida cansadísima y reuniones con sus amigas donde Jasmine se jacta de no enterarse de nada de lo que hace su marido en asuntos de negocios. Ella se fía y firma lo que le ponen delante sin leerlo. ¿Os va sonando? Pues esa confianza la va a convertir en parte activa del entramado estafador, por lo que su desgracia va en cadena tras la detención del marido.

Esta desgracia se plasma en un autoexilio en casa de su hermana (una hermana que no lo es de sangre, ya que ambas son adoptadas por la misma familia). Se produce un cambio de ciudad, de vida y de estrato social. Nos vamos de Nueva York a San Francisco, del lujo de un piso con altos techos e infinitas habitaciones, a la vivienda modesta de una hermana que trabaja en de cajera en supermercado y tiene a su cargo dos hijos.
La relación entre hermanas será una de las tramas que van hilando esta historia. Me hubiera gustado ver una versión original subtitulada para ver los matices del habla de Ginger (una genial Sally Hawkings), que al doblar quedan francamente chabacanos. Jasmine y Ginger son polos muy opuestos. Una rubia, la otra morena. Una alta, la otra baja. Una representa la belleza, la elegancia; la otra representa a la mujer que sale adelante como puede y que parece siempre al borde de la desgracia. Pero este antagonismo no es tan simple. Veremos un continuo cambio de suertes, de papeles entre ambas.
Cate Blanchet ya hemos dicho que borda su papel. Su personaje pasa por cientos de matices psicológicos. Vemos a la mujer madura y atractiva, vestida siempre de Channel, bebiendo finos cócteles. Pero también vamos a darnos de bruces con una mujer destrozada, paseando por el camino de la locura, que nos recuerda mucho a otra gran actriz, la Gena Rowlands de Una mujer bajo la influencia (John Cassavetes, 1974).


Como en toda película de Allen, los personajes entran y salen de la historia. Vemos marido, ex-maridos y novios puntuales. Se nos presentan hombres torpes e imperfectos, como los novios de Ginger, quienes, en el fondo, muestran mucho más amor por Ginger que el perfecto marido que tenía su hermana, un Alec Baldwin algo fuerte y encasillado quizá en ese tipo de papeles. La trama posee continuos cambios espacio-temporales. Hay constantes flashbacks, momentos de pura comedia y otros que derivan hacia lo trágico con mayúsculas.
En resumen, una gran película que debería servirle a la Blanchet para hacerse con la estatuilla dorada. Está atarctiva y desgarrada a la vez, su rostro nos pide atención, nos reclama de continuo. No cae en el histrionismo. Y qué decir del director, pues que esperemos que siga por esta senda que acaba de tomar, que siga haciendo cine para que los demás podamos seguir polemizando acerca de si su cine es una obra de arte o una vulgar estafa, como han reseñado algunos críticos que supongo infelices y enfermos.

lunes, 9 de diciembre de 2013

EL FRANCOTIRADOR PACIENTE, de Arturo Pérez-Reverte


EL FRANCOTIRADOR PACIENTE
Arturo Pérez-Reverte
Madrid: Alfaguara, 2013
Precio: 19,50 €

He de confesar que me he enganchado a esta novela de la forma más tonta. Te pones a echarle un vistazo y te sorprende el tema que ha elegido Pérez-Reverte para llenar las poco más de 300 páginas de esta novela llamada a ser uno de los best-seller de las Navidades. Como el título hacía referencia a un francotirador, uno que tiene memoria de los libros que le dejaron buen sabor de boca, divagó por aquella antigua lectura realizada en época estudiantil, Territorio Comanche, donde el periodista Arturo nos dejaba ver los desmanes de la guerra, quizá la primera que yo traté de entender en directo y con mucha profundidad: la guerra de los Balcanes, la descomposición de un país llamado Yugoslavia.
Pero en El francotirador paciente no hay guerras ni reporteros, sino una tribu urbana de presencia global, la de los grafiteros, su mundo de sprays, paredes, firmas en vagones de metro, etc. Pero también hay un moderno editor de arte y una estudiosa del arte contemporáneo que van a ir conformando una suerte de thriller hecho a golpe de pesquisas, persecuciones, emboscadas, viajes inesperados y todo con un único fin, dar con la figura de un invisible grafitero, un mito como lo fue el Muelle madrileño de los 80, un elemento que realiza acciones subversivas por medio mundo y que ha conseguido que lo siga toda una turba de incondicionales, a los que convoca para acciones organizadas de ataque masivo en un punto cualquiera del planeta.
Aquí la persecución la lleva a cabo una experta en arte moderno, cuya tesis doctoral se basó en el arte grafitero madrileño de los 80. Se llama Alejandra Varela y se hace llamar Lex. Una mujer que se nos pinta como inteligente, atractiva sin ser despampanante y cuyas relaciones con otras mujeres se nos deslizan desde el comienzo de la novela. Este carácter de Lex puede parecer banal, pero no, tiene su sentido según avanza la novela y más cuando llegamos al desenlace. 
Por la novela se deslizan otros personajes que entran y salen y que sirven para dar coherencia al vaivén de viajes e investigaciones que hace Lex Varela. Figuras como las del millonario Biscarrués, los sicarios, el marchante de arte, los propios grafiteros, un inspector de la policía española especializado en artistas callejeros, etc. Muchos de estos personajes son meras comparsas, pero otros planean sobre la obra en todo momento, en esa suerte de persecución que nos lleva de Madrid a Lisboa y de Lisboa a Verona y a Nápoles, ciudad donde se cuece lo más importante de la novela y que se nos dibuja con suma precisión.
Como decía al principio de esta crítica, yo no tenía ninguna intención de leer esta obra, de hecho no estaba entre mis próximas lecturas. Además, el comienzo me parecía todo un alegato a favor del arte grafitero, una suerte de publireportaje sobre estos jóvenes y no tan jóvenes que se enfundan en sus sudaderas y se camuflan bajo gorros, bragas militares y ligeras mochilas en las que esconden los botes de pintura con los que emborronan cualquier punto de las ciudades, sea o no un monumento, para defender una suerte de arte moderno o acción subversiva que muchas veces queda en puro vandalismo. Pero la novela va ganando en acción y van entrando personajes que activan la trama. El objetivo es encontrar a un tal Snipe, pero no es un objetivo único de Lex Varela y su editor jefe. A Snipe lo quieren muchos, vivo o muerto, es una figura que está haciendo daño y hay muchos intereses que persiguen su cabeza. A partir de ahí, en las calles de Lisboa, la acción coge vuelo y ya no podremos dejar la lectura. Los diálogos son vibrantes, acertados. Las descripciones no se hacen pesadas y nos ponen en la escena sin demasiadas metáforas. 
En resumen, una novela para pasar un buen rato, un fin de semana casero, un viaje en tren, esos ratos perdidos en la consulta de un médico. Ahora, hay que advertirlo, no es alta literatura pero sí es literatura que engancha y lo digo con sobrados motivos.
 

lunes, 25 de noviembre de 2013

LIBROS PARA LAS NAVIDADES (1)

Como ya se acercan las Navidades, vamos a ir haciendo varias entradas en este blog recomendando libros que a lo mejor no tienen tanta cabida en suplementos culturales, escaparates de librerías o en la zona de los más vendidos en las grandes superficies. Libros que nos gustan tanto por su estética como por su contenido, libros nacionales y extranjeros, libros de narrativa, ensayo, poesía o teatro, en definitiva, libros para regalar y quedar como auténticos reyes (que no magos ni borbones).

1.TRES MUJERES, de Sylvia Plath


Editado por Nórdica Libros, nos encontramos ante una obra de arte ilustrada por Anuska Allepuz y traducida por María Ramos. Este largo poema lo recitó Sylvia Plath por la BBC en 1962, un año antes de morir y bajo las metáforas poéticas se esconden mensajes de hondo calado sobre la mujer o el rechazo de la guerra. 

2.LA CASA DE HOJAS, de Mark Z. Danielewski


Esta magna novela ha sido coeditada en España por dos editoriales jóvenes y pujantes: Pálido Fuego y Alpha Decay. La traducción la ha realizado el siempre solvente Javier Calvo. Estamos ante una obra compleja, imbricada, una novela experimental de maquetación compleja que nos dará unas cuantas horas de lectura y reflexiones, a la par de ser un objeto casi de culto que ya va por la tercera edición.

3.EL CHICO DE LA TROMPETA, de Dorothy Baker


Novela sobre el mundo de la música, del jazz, donde se narra la vida del trompetista Bix Beiderbecke. Un ejemplo de que la narrativa norteamericana de mediados del siglo XX no es sólo cosa de hombres y que esta fantástica escritora, casada con el poeta Howard Baker, supo también tensar la cuerda de la narrativa y conseguir un éxito que llevó este libro al cine y que en Francia, por poner un ejemplo, fue traducida por Boris Vian para Gallimard. Aquí lo edita impecablemente Contraseña Editorial bajo la traducción de Ismael Atracche.

4.POR QUÉ ESCRIBO, de Félix Romeo


Romeo nos dejó muy pronto. Su temprana muerte frutró una carrera que iba in crescendo, una carrera urdida a base de lecturas, de escritos breves en muchos medios de comunicación donde podía percibirse la gran cultura de este escritor aragonés, al que pudimos verle en directo divagando sobre libros y literatura, sobre música o cine, que de todo gustaba. Hoy sería un magnífico bloguero cultural y estaría escribiendo una muy buena novela, una obra de arte. Pero su muerte nos dejó algo huérfanos y hoy, gracias a la labor de los editores de Xórdica, podemos recordar su gran figura con este libro de artículos donde se revela el Romeo más íntimo y cercano.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Cine en DVD: VIAS CRUZADAS (The Station Agent), de Thomas McCarthy



La cosa va de tríos. Hace nada reseñábamos La trama nupcial de Jeffrey Eugenides y hablábamos de una relación a tres que tampoco llega a ser un verdadero triángulo. En el caso de esta película, Vías cruzadas, también nos encontramos ante un triángulo, quizá un extraño triángulo compuesto por tres seres muy desiguales, antagónicos, aunque en el fondo poseen un carácter que los puede unir: la soledad, ya sea buscada, ya sea encontrada.

Esta película de carácter independiente fue estrenada en 2003. Dirigida por Thomas McCarthy (The visitor, Win,win), The Station Agent cuenta la historia de Finbar McBride, una persona solitaria y amante de los trenes que sufre de acondroplasia. Este rasgo, visible para todos, lo ha hacho ser una persona con un marcado carácter asocial y hermético. McBride trabaja en una tienda de maquetas de tren junto al dueño de la misma, hasta que éste fallece y a Finbar se le comunica que la tienda va a cerrarse, pero que ha recibido en herencia una casa en New Jersey, más en concreto, la pequeña estación de tren de un pueblo que nos trae a la memoria una de esas poblaciones antes vistas ya en la pequeña pantalla, como es el caso de Doctor en Alaska (salvando las distancias climatológicas y paisajistas).
Este arranque nos lleva a la parte nuclear de la película. El asentamiento de una persona que no supera el 1,35 en una pequeña aldea; se trata de un desconocido que camina silencioso por las vías del tren y que se va a cruzar por casualidad con otros seres solitarios. Uno de ellos es Joe Oramas, vendedor de café en una pequeña camioneta, de origen puertorriqueño y que posee una verborrea y una ausencia de vergüenza que nos provocan varias carcajadas. El otro vértice del triángulo es una figura femenina, Olivia Harris, una mujer madura, con una hermosura en decadencia y una mente inestable a causa de la muerte de su hijo. Veremos cómo evoluciona esta amistad entre los tres y los altibajos que suceden en las relaciones personales.
Hay otros personajes que entran y salen y que acompañan a la imagen principal de Finbar McBride. Es el caso de la bibliotecaria, encarnada por una magnífica Michelle Williams, o Cleo, la vecina de Finbar, una niña regordeta y graciosa cuya mirada hacia él es seguramente la más limpia y carente de prejuicios que haya visto. 
La obra es un drama teñido con ciertos toques de un humor amargo. Recibió varios premios, entre ellos el Bafta al mejor guión original; el del Público, mejor guión y especial del jurado en Sundance y el Especial del Jurado en San Sebastián. Una película breve y redonda donde destaca el papel del actor principal, Peter Dinklage, al que hemos visto recientemente en Juego de Tronos. Es el pilar fundamental sobre el que se asienta la historia y sus silencios confieren todo el dramatismo del que necesitaba dicho personaje.

martes, 12 de noviembre de 2013

LA TRAMA NUPCIAL, de Jeffrey Eugenides

Antes de empezar a desgranar la historia que nos cuenta Eugenides en La trama nupcial, nos gustaría decir que ha merecido mucho mucho la pena dedicarle unas cuantas horas a esta lectura de largo aliento, no compleja, pero sí imbricada con varias tramas argumentales. 
Se cuenta mucho, se habla de una época y de un estado de las cosas que sucedieron y que a menudo vemos plasmadas en las películas. Una época de posthippysmo, de complejos estudios de semiótica en los campus universitarios, de norteamericanos que buscan su propio paraíso en el sudeste asiático y en la India. 
Y en todo ese mundo estereotipado aparece una figura en cierta manera delicada, rara, una figura romántica de nombre Madeleine Hanna y cuyo estatus social es el de una buena ciudadana americana del norte, de padres bien posicionados y cuya vida se encamina irremediablemente a la posesión de un título universitario, un máster y un buen trabajo que le permita vivir a todo tren en un apartamento de Manhattan, yendo a fiestas en casas de amigos, a exposiciones de arte contemporáneo y de vacaciones a Europa.
Pero Madeleine se siente fascinada por la narrativa de finales del XIX escrita por mujeres. Es una romántica convencida y a pesar de haber tenido pocas experiencias amorosas confía en encontrar a su hombre, la persona con la que casarse y llevar a cabo una larga vida marital. A punto de terminar la universidad, de graduarse en Brown junto a otros cientos de estudiantes, Madeleine repasa su vida amorosa y empezamos a ver dibujada la historia de un "no trío amoroso", compuesto por ella misma y dos estudiantes con los que coincide en un seminario de la facultad: Michael Gramaticus y Leonard Bankhead.
Gramaticus es amigo desde primer curso. Una persona muy inteligente que está perdidamente enamorado de la tibia belleza de Madeleine. Su historia personal va a ser uno de los pilares fundamentales del libro. Vamos a ver su periplo de conversión al catolicismo a través de un viaje iniciático que arranca de la decepción amorosa y sigue con la estancia en Francia, Grecia y, finalmente, en la India, donde parecen confirmarse sus creencias religiosas. Es la suya una trama muy interesante, que aparta el núcleo del libro de lo que podría haber sido una simple novela sobre la relación amorosa de Madeleine y Leonard.
Leonard Bankhead es el otro pilar fundamental de la narración de Eugenides. Un personaje muy en la línea de David Foster Wallace, inteligente, fuerte, pero con un grave problema de salud, un trastorno maniaco-depresivo, que lo lleva hasta límites insospechados de paranoia y sufrimiento. Pero Madeleine se ha enamorado de él y piensa que ha de casarse y que podrá domar ese carácter depresivo de Leonard.
A lo largo de la novela se insertan también otros personajes secundarios, cuyos caracteres podemos percibir en breves pinceladas que son muy precisas para hacernos una idea de a quién se quiere describir. Es el caso de los padres de Madeleine: Aalton y Phyllida, de su hermana Alwyn, o del amigo de Gramaticus, compañero de viaje que descubre su homosexualidad en una Grecia rural e inhóspita.
No nos gustaría contar más, pero hay una trama que finaliza en la última página del libro. Hay que leer (creannos que es una lectura que atrapa) esta gran novela que no podríamos meter en ningún canon, ni decir que es el acontecimiento literario de la temporada, pero sí que es una muy buena obra, escrita por un novelista que sabe cuál es su profesión y que tiene una facilidad narrativa muy similar a la de autores como Jonathan Franzen o Richard Ford.

lunes, 30 de septiembre de 2013

NIÑOS EN SU CUMPLEAÑOS, de Truman Capote

Como una casualidad, en una visita a la biblioteca, ha caído en nuestras manos un ejemplar chiquito, muy bien editado y que uno se lo lee de una sentada, aunque luego acuda a la relectura de cierto pasajes. Niños en su cumpleaños es un relato de Truman Capote, un relato largo, casi 64 páginas, donde se puede apreciar el buen hacer de uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo XX. Lo editó Nórdica Libros en 2011, con traducción de Juan Villoro.
Es un relato sencillo, de pocos personajes y situado en un lugar y en una fecha muy precisos: Alabama, 1947. En él se cuenta la llegada de un extraño personaje, Miss Bobbit, junto a su madre a una tranquila aldea de Alabama, donde el tedio lo consume todo. Miss Bobbit es un revulsivo, el detonante por el que se echa a andar la historia. Es una niña sabihonda, hermosa y dominante, una suerte de pequeña Baby Jane que consigue enloquecer a los dos muchachos más fuertes del pueblo: Preacher Star y Billy Bob Murphy, ambos gamberros de tomo y lomo que se pasan el día con sus travesuras yendo y viniendo, matando pájaros o gastando pesadas bromas al resto de chicos.
La narración se adentra en estas pequeñas vidas, en sucesos poco relevantes, pero bajo esta simple apariencia, subyace toda una descripción de lo que es el amor, de lo que supone un enamoramiento para adolescentes como Billy Bob y Preacher, de lo difícil que es mantener una amistad cuando uno se pelea por la misma chica.
Poco más podemos contar del argumento; sería destripar en exceso una historia cuyos pasajes, casi escenas cinematográficas, se van ensartando con precisión relojera. Capote es un genio y como tal se nos muestra en estas líneas cargadas de literatura sin ambages. Y todo ello con una traducción muy acertada y con las siempre hermosas ediciones que Nórdica nos regala con cada libro que edita.
 

domingo, 29 de septiembre de 2013

THE BLING RING, de Sofia Coppola

Es difícil hablar de esta película sin caer en la tentación de pensar qué nos quería contar su directora, qué pretendía al narrar un mundo desconocido y moderno, ese lujo chisporroteante que anida en las mansiones más horteras de L.A. 
Es difícil decir si la peli nos ha gustado o no, si ciertos destellos pueden mantener a flote esta narración reiterativa de un hecho real, el de unos jóvenes seducidos por el dinero, los zapatos y los coches de lujo, que se dedican a robar en mansiones de conocidas celebrities y, para colmo de males, enseñorearse de ello subiendo sus hazañas a la famosa red social de Marc Zuckerberg (el Facebook). 
La estética de Coppola camina más en dirección de su anterior film, Somewhere (2010) que de las anteriores (y para nosotros más interesantes) obras: Las vírgenes suicidas (1999) o Lost in Translation (2003), por ejemplo.
Aquí nos encontramos con un elenco de actores jóvenes, cuatro chicas y un chico que se pone zapatos de tacón en la intimidad. Caracteres que pasan por la vida con un aire de maldad, con unas forzadas formas de malote de barrio, a pesar de que vistan ropas de marca y sus mamás los adoctrinen en las más profundas virtudes que emana ese best-seller incomprensible llamado El secreto, de una tal Rhonda Byrne.
Quizá estemos ante una crítica de un modelo de sociedad típico de ciertas zonas elitistas de Estados Unidos, de esos barrios que en los ochenta eran el sueño de toda persona: tener una gran casa, enormes coches, un jardín, un perro y una familia con una bella mujer que cocine pasteles y sea adalid en el recibimiento de nuevos vecinos, rollo Mujeres desesperadas. Pero esa sociedad idílica se ha ido transformando y esos hijos de elites profesionales que viajan a menudo por el país, se encuentran con una libertad asfixiante, con dinero, coches y una cosa llamada Internet en donde se pueden hacer fechorías y publicarlas para que los demás vean lo malo que puede llegar a ser uno. Esta generación, quizá más ni-ni que la española, ha dado lugar a varias películas en las que el espectador se pregunta cuánto hay de real en todo esto.
Pues aquí no vamos a encontrar una respuesta convincente. La película se basa en hechos reales y nos permite adentrarnos en las casas de los famosillos más casposos de Beverly Hills y barrios similares. La insoportable levedad del ser en forma de Paris Hilton o Lindsay Lohan, sus mansiones llenas de imágenes propias como un narcisismo necesario para llenar un ego vacío. Las escenas de robo se repiten y hemos de confesar que muchas veces se siente un cierto vértigo al pensar que los van a pillar, que en cualquier momento los van a coger in fraganti pero monísimos de la muerte con sus gafas de marca estilo folclórica española y con unos largos tacones, sueño de todo fetichista. Pronto se da uno cuenta de que esto es imposible, ya que los robos los cometen a cara descubierta y dejando millones de huellas y rastros de adn por todos los rincones. No busquen excesiva verosimilitud, es imposible.

Destaca, como casi siempre, Emma Watson. Esa chica tiene algo, tiene una mirada que cautiva, una picardía que nos pega a la pantalla y que da valor siempre a las películas en las que aparece. La niña de Harry Potter ha quedado definitivamente atrás y puede que la veamos en muchas apariciones de aquí en adelante (estaba de diez en Las ventajas de ser un marginado). El único peligro es que lo suceda lo mismo que a la intrigante Mena Suvari de American Beauty, que se repita en esos papeles de jovencita inocente que rezuma erotismo por sus cuatro costados, sobre todo para los hombres casados y maduros. Veremos sus siguientes papeles, en esto del cine nunca se sabe.
En resumen, una película corta de duración, apenas hora y media, que no dice mucho, que deja muy poco poso. Podía pasar por una "tvmovie" decente, entretenida para una tarde de sábado, pero poco más. Atrás queda la Sofia Coppola de Lost in Translation. Esperamos que vuelva pronto.

jueves, 19 de septiembre de 2013

DOS ALMAS EN VILO





"Es el aquí. Es el ahora. Las bellezas por venir deberán ser nuevas. La invité a ver el renacimiento de un cristal: frío y plano como una pastilla. Fibras brillantes parpadeando en matrices estéticas bajo un floreciente amanecer de sodio. Lo que nos conmueve y por tanto nos guía es lo que está vigente."
(David Foster Wallace, La niña del pelo raro)


 
 



"Claro que la cultura a veces es la locura, o comprende la locura. Tal vez fue el desamor el que me impulsó a viajar. Tal vez fue un amor excesivo y desbordante. Tal vez fue la locura."
(Roberto Bolaño, Amuleto) 


 


Si hay dos escritores que han conquistado al gran público en los últimos años, estos son Roberto Bolaño y David Foster Wallace. Si miráis la wikipedia -templo del saber incuestionable- ambos ya están muertos, pero nos quedan sus almas en vilo, las páginas que escribieron (y las que no) flotando sobre las cabezas de los editores, agentes literarios y familiares directos. 
Nos quedan sus viudas, como eternas plañideras que guardan bajo llave todos los secretos, cientos o miles de cuartillas emborronadas con una letra minúscula, renglones torcidos que van hacia el caos de quien quiere contar historias o la misma historia indefinidamente. 
La historia, al igual que la broma de Foster Wallace, es infinita. Roberto Bolaño podría haber estado contándonos las atrocidades de Tijuana durante años y más y más páginas de 2666 se habrían ido añadiendo a ese libro eterno que baila en la cabeza del lector, se abre y cierra como un acordeón. 
Los mártires de la santa iglesia católica llevan ahora gafas y sus rostros aparecen tatuados en la espalda desnuda de las jóvenes, o cerca de su pecho, junto al corazón que late muy deprisa cuando leen la historia febril de Arturo Belano y de Ulises Lima, esos detectives del hambre que recorren México y la España mediterránea apurando poemas y el frío de las pensiones.
Los nuevos hérores son de pluma arcaica y escriben toda una noche, arriesgan su salud mental y física, se hacen adictos a la droga del insomnio, del hambre y la libreta de ahorros vacía. Como esos viejos toreros -más cornadas da el hambre- se encierran en un cuarto de blancas paredes, con un flexo y cigarrillos, con el estupor de quien debe donar sus inquietudes a alguien, aunque sean las personas más tímidas del universo y quieran salir siempre en las fotos con el mismo rostro, esa gestualidad fantasmagórica, esa huida constante en la mirada.

viernes, 13 de septiembre de 2013

FRANCOTIRADORES DEL CINE, Un curso recomendadísimo

El crítico y profesor @ocanajavier
Hace el profesor y crítico Javier Ocaña una advertencia en su Twitter:

"Si te gustan los cineastas atrevidos, este es tu curso."

Pues no se diga más, si te gusta el cine, todo el cine o parte del cine, ese cine arriesgado que a veces llamamos independiente, este es tu lugar. El profe Ocaña nos pide que hagamos proselitismo y aquí lo haremos. ¿Por qué? Pues porque Javier es un gran profesor, sabe mucho y sabe transmitirlo bien; tiene pasión y nos hace apasionarnos por las cosas que cuenta.

El curso se imparte en la Universidad de Valladolid, en la Facultad de Filosofía y Letras, donde os aseguro que estaréis muy cómodos, porque hay buena gente y tiene una cafetería que no debéis dejar de visitar. Los nombres sobre los que se va a hablar en este curso no necesitan presentación, aunque haya directores de los que sólo sabemos oídas o nunca nos hemos atrevido a ver una de sus obras. Este es el programa:

 
¿Que aún dudáis sobre si apuntaros o no? Allá vosotros, pero luego no vengáis a decirnos que contemos en este blog lo que dice Ocaña sobre Haneke o Malick, porque a lo mejor no lo hacemos. 
En el recientemente terminado curso de cine de la Cátedra de Cinematografía de la UVA, nos sorprendió con una idea que ya nos habíamos planteado en este dueto que suscribe (la parte masculina, para ser más extactos), pero en vez de con el cine, en el campo de la narrativa: Javier Ocaña abordó el arranque de las películas. Inicios puramente visuales, inicios con una parte visual y una descriptiva, o arranques puramente descriptivos con una voz en off que nos pone en escena todo lo que ha sucedido o va a suceder. Y, de paso, nos enseñó a mirar, a ver, a analizar detalles que se nos habían pasado por alto.

Si queréis más información de tipo práctico sobre el curso, os pongo los enlaces:
  • Página oficial de la UVA

  • Díptico en pdf