martes, 12 de noviembre de 2013

LA TRAMA NUPCIAL, de Jeffrey Eugenides

Antes de empezar a desgranar la historia que nos cuenta Eugenides en La trama nupcial, nos gustaría decir que ha merecido mucho mucho la pena dedicarle unas cuantas horas a esta lectura de largo aliento, no compleja, pero sí imbricada con varias tramas argumentales. 
Se cuenta mucho, se habla de una época y de un estado de las cosas que sucedieron y que a menudo vemos plasmadas en las películas. Una época de posthippysmo, de complejos estudios de semiótica en los campus universitarios, de norteamericanos que buscan su propio paraíso en el sudeste asiático y en la India. 
Y en todo ese mundo estereotipado aparece una figura en cierta manera delicada, rara, una figura romántica de nombre Madeleine Hanna y cuyo estatus social es el de una buena ciudadana americana del norte, de padres bien posicionados y cuya vida se encamina irremediablemente a la posesión de un título universitario, un máster y un buen trabajo que le permita vivir a todo tren en un apartamento de Manhattan, yendo a fiestas en casas de amigos, a exposiciones de arte contemporáneo y de vacaciones a Europa.
Pero Madeleine se siente fascinada por la narrativa de finales del XIX escrita por mujeres. Es una romántica convencida y a pesar de haber tenido pocas experiencias amorosas confía en encontrar a su hombre, la persona con la que casarse y llevar a cabo una larga vida marital. A punto de terminar la universidad, de graduarse en Brown junto a otros cientos de estudiantes, Madeleine repasa su vida amorosa y empezamos a ver dibujada la historia de un "no trío amoroso", compuesto por ella misma y dos estudiantes con los que coincide en un seminario de la facultad: Michael Gramaticus y Leonard Bankhead.
Gramaticus es amigo desde primer curso. Una persona muy inteligente que está perdidamente enamorado de la tibia belleza de Madeleine. Su historia personal va a ser uno de los pilares fundamentales del libro. Vamos a ver su periplo de conversión al catolicismo a través de un viaje iniciático que arranca de la decepción amorosa y sigue con la estancia en Francia, Grecia y, finalmente, en la India, donde parecen confirmarse sus creencias religiosas. Es la suya una trama muy interesante, que aparta el núcleo del libro de lo que podría haber sido una simple novela sobre la relación amorosa de Madeleine y Leonard.
Leonard Bankhead es el otro pilar fundamental de la narración de Eugenides. Un personaje muy en la línea de David Foster Wallace, inteligente, fuerte, pero con un grave problema de salud, un trastorno maniaco-depresivo, que lo lleva hasta límites insospechados de paranoia y sufrimiento. Pero Madeleine se ha enamorado de él y piensa que ha de casarse y que podrá domar ese carácter depresivo de Leonard.
A lo largo de la novela se insertan también otros personajes secundarios, cuyos caracteres podemos percibir en breves pinceladas que son muy precisas para hacernos una idea de a quién se quiere describir. Es el caso de los padres de Madeleine: Aalton y Phyllida, de su hermana Alwyn, o del amigo de Gramaticus, compañero de viaje que descubre su homosexualidad en una Grecia rural e inhóspita.
No nos gustaría contar más, pero hay una trama que finaliza en la última página del libro. Hay que leer (creannos que es una lectura que atrapa) esta gran novela que no podríamos meter en ningún canon, ni decir que es el acontecimiento literario de la temporada, pero sí que es una muy buena obra, escrita por un novelista que sabe cuál es su profesión y que tiene una facilidad narrativa muy similar a la de autores como Jonathan Franzen o Richard Ford.

No hay comentarios:

Publicar un comentario